¿Cómo se sentiría un gato aprendiendo un idioma?

Muchas veces pensamos que hablar un idioma es algo muy difícil, poco placentero y queremos abandonar su aprendizaje antes de tiempo. Pero, poco a poco, te das cuenta que el tiempo invertido en el mismo y los resultados obtenidos, hacen que vuelvas a recuperar la confianza y sigas estudiando. Pero, ¿cómo sería estos sentimientos de frustación, de miedo o de alegría en un gato? ¿Y sería igual si aprendieran inglés que chino?

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Aprender un idioma es algo tan difícil a veces que no sabes si te acabará gustando o lo acabarás odiando. Una aventura complicada, aunque muy satisfactoria también. Y, al final del todo, después de todos los obstáculos, los desencuentros, la pronunciación, la inexactitud gramatical y los miles de audios escuchados, te das cuenta que has logrado superarte y encontrarte cómodo hablándolo.

Es esos sentimientos de frustración, alegría, inseguridad...que nos hace preguntarnos, ¿cómo se sentiría un gato aprendiendo un idioma? ¿Reaccionaría igual que nosotros?

Cuando te vas a un país extranjero
y no hablas el idioma.

Cuando te traen la comida
y te das cuenta que pediste algo mal.

Cuando crees que hablas bien un idioma
y de repente escuchas a nativos hablando...

Cuando tu profesor te dice lo bien que lo has hecho.

Cuando necesitas aprender algo y lo repites y lo repites...

Cuando intentas no perderte en una conversación.

Cuando hiciste muy bien los deberes.

Cuando algo de gramática o de vocabulario se te resiste.

Cuando te das cuenta que has dicho una 'burrada'

Arrrgh, ¡ya me cansé!
¡Quiero ser ajedrecista!.

Cuando intentas explicar a alguien
porque aprendes ese idioma.

Cuando eres fluido en un idioma
y los nativos siguen hablando lento y alto para que no te pierdas.

Cuando sueñas en otro idioma
¡y no tienes pesadillas!

Cuando descubres que entendiste todo lo que dijeron, ¡todo!

Cuando pronuncias algo que jamás antes viste
¡y te comprenden!

Cuando estás en clase pensando en tus cosas
y la profesora te dice que sigas la lectura.

Cuando un nativo
usa una estructura que no conocías.

Cuando tienes un examen de vocabulario
y memorizas todo, cueste lo que cueste.

Cuando tu compañero de clase no conoce una respuesta
y levantas la mano para que sepan que tú sí la sabes.